NEGRI, ANTONIO
Hace casi treinta años, La anomalía salvaje, el primer texto de Antonio Negri consagrado a Spinoza, intentaba construir una lectura diferente del filósofo de ámsterdam. Esa reapertura de las temáticas spinozianas se inscribía en lo que se había dado generalmente, a partir de 1968, como una nueva episteme de innovación y de revolución. Se trataba por entonces de hacer posibles a la vez la conciencia y la voluntad de actuar por la transformación, la superación del modo de producción capitalista y la afirmación de la igualdad y de lo común de los hombres. En la huella de Alexandre Matheron y de Gilles Deleuze, había que tratar, pues, de investir el terreno de reconstrucción de la historia humana, desde las cupiditas hasta el ideal de la democracia absoluta, y buscar decir su rostro presente. Hoy en día, después de la caída del "socialismo real", el capitalismo ha tratado de renovarse: hegemonía del trabajo cognitivo, dimensiones financieras, extensión imperial. No obstante, cada una de esas mutaciones está en crisis. El neoliberalismo y sus élites condujeron el mundo hacia su bancarrota a través de las guerras y de las destrucciones renovadas incesantemente (ultimi barbarorum, las habría calificado, sin duda, Spinoza). En el siglo XVII, en la confrontación entre la pesadez de la contrarreforma religiosa y el nacimiento del absoluto soberano, la experiencia crítica y constructiva de la filosofía spinoziana representaba una determinación "salvaje" esencial para la reformulación interna (herética y subversiva) del pensamiento moderno. Pero ¿puede el spinozismo constituir actualmente una verdadera "alternativa" al término de una modernidad que no termina de extinguirse ante nuestros ojos?