BEGOÑA EGUILUZ
Toda hora queda marcada por una circunstancia que nos sobreviene y no podemos cambiar.
A veces nos tocan horas de alegría. Otras, nos desasosiegan. Hay horas de embeleso, de rebeldía, también las de más terrible nostalgia. Hay horas lúcidas y de desvarío. Horas de subida, horas de bajamar...
La poesía cuando acontece, las salva.